22 de enero de 2012

Martes de Don Bosco y otros recuerdos

Se acerca la fiesta  de Don Bosco y a mi mente vienen recuerdos de los años vividos con los salesianos, a los cuales debo, junto con mis padres y catequistas, mi formación inicial -como católico y como ser humano. Esas primeras influencias en la vida, que nunca se olvidan y se llevan siempre en el corazón.


Recuerdo las misas de los martes, que terminaban con la procesión para besar la reliquia de Don Bosco que había en la  parroquia. Esos "martes de Don Bosco" donde cantábamos "Su concieto han entonado las campanas clamorosas" y se rezaba una oración especial al Santo. No tengo ningún archivo musical de esta canción, pero al menos en Youtube se encuentra este video, que si bien no es de mucha calidad musical, sí denota el cariño de los cantantes a Don Bosco, y lo que significó para ellos la presencia salesiana en sus vidas. Leyendo los comentarios de varias personas a ese video es también evidente la influencia de Don Bosco en tantas y tantas vidas.



Nuestra parroquia del Carmen tuvo, por muchos años, sacerdotes salesianos que provenían mayormente de Europa, especialmente Italia. Era una época en Cuba en que muchos religiosos y religiosas extranjeros "pegaron sus hombros" juntos con los cubanos para mantener viva y activa a la Iglesia -en tiempos de persecución y de críticas a la religión. Estos religiosos y religiosas misioneros, que hemos mencionado en otros artículos de nuestro blog (por ejemplo aquí, o en este otro enlace, y también aquí), plantaron su campamento con nosotros y nos acompañaron la mayor parte de sus vidas...

Pero divago del tema de hoy. Esos sacerdotes italianos nos contaban de sus vivencias en tierras que vieron caminar y obrar a Don Bosco. Historias del pueblecito de I Becchi, o del oratorio de Valdocco, o del templo a María Auxiliadora en Turín... Sus ojos brillaban cuando nos contaban historias del santo piamontés. Historias a veces tan extraordinarias que a nosotors, como niños, nos parecían cuentos de aventuras o fantasias. Años después, ya como adulto volviendo a leer en detalle sobre la vida de Don Bosco, fue que interioricé, maravillado, que ESAS HISTORIAS eran verdaderas. Tan grande y extraordinaria es la vida de Don Bosco que a veces parece irreal. Es la "locura de los santos", ésa que no entendemos bien los que estamos tan lejos de esa gracia...


Además de las historias que nos contaban estos salesianos, estaban las "filminas", esas diapositivas que nos ponían en viejos proyectores soviéticos (ironías de la Guerra Fría) y donde aprendíamos de la vida de Don Bosco y de los que le rodearon. Dominguito Savio, María Mazzarello, Laura Vicuña, Don Rúa, Juan Cagliero, Bartolomé Garelli... 


Luego estaban todas las fiestas salesianas que celebrábamos durante el año. Especialmente el  mes de Mayo, que además de ser el mes mariano por excelencia, estaba cargado de celebraciones salesianas. Más allá del ámbito del templo y las misas, teníamos además todas las actividades que rodeaban a los salesianos. Convivencias de verano, conciertos de música, juegos deportivos, excursiones. 


Crecer en el seno de una comunidad y parroquia salesianas llenaba la vida de uno como niño y como ser humano. Dentro de cada uno de nosotros había sido plantada, para siempre, la semilla de Don Bosco. De allí salimos a la vida de adultos, con esos cimientos. Por supuesto: cada cual le dio después sus matices y sus colores personales.


Pero allí estaba, y aún está, el corazón de Don Bosco, que nos acompaña en nuestros diferentes derroteros por esta vida transitoria que llevamos. Ese corazon tan grande como las arenas del mar, como dice esta otra, hermosísima, canción salesiana.

2 comentarios:

Abby dijo...

Como siempre, me ha encantado este escrito. Porque tengo una formación salesiana y ahora ando lejos del mundo salesiano (en donde vivo no hay presencia salesiana), este artículo ha sido para mí un regalo de Don Bosco. Gracias!

Tere y Jose dijo...

Gracias a ti, Abby, por seguir nuestro blog. Tu apoyo es siempre agradecido.