Comienza la semana en la que los cardenales se reúnen para elegir el nuevo Papa. Si la historia de los más recientes cónclaves se repite, antes de que termine la semana debemos conocer quién será el nuevo sucesor de Pedro. Claro, las deliberaciones pueden extenderse más allá de una semana, en cuyo caso la espera se prolongaría -y con ella los mil debates de los medios de prensa.
Por nuestra parte, la única alternativa razonable y útil es rezar porque el Espíritu Santo inspire a los cardenales para elegir al mejor candidato. Es tiempo de dejar en manos de Dios las cosas. Bueno, en realidad uno siempre debiera tener esta actitud de abandono y confianza en Dios, pero los acontecimientos que se avecinan invitan más aún a eso.
En medio del bombardeo de información -y de las críticas hacia la Iglesia que siempre vienen con este tipo de sucesos, tenemos la oportunidad de elegir rezar y esperar. Con la certeza y confianza en que es Dios mismo conduce a la Iglesia.
Animo, y a no desesperarse. El futuro es del Reino de Dios, algo que debiéramos haber interiorizado hace muchos años. Los mismos años que han pasado desde la pasión, muerte, y resurrección salvadora de Cristo.
1 comentario:
¡Y yo tengo la alegría de hacer este comentario ya sabiendo que TENEMOS PAPA! Hace unas horas los católicos de todo el mundo estamos rezando, alegrándonos, compartiendo el gozo profundo de la elección de Francisco I, el primer Papa latinoamericano, el primero en elegir este nombre, etc., etc. Lo grande es que la Iglesia tiene Papa, que el mundo católico está jubiloso y esperanzado, que el Espíritu Santo ha hablado.¡Dios es grande!
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