11 de enero de 2014

El Papa y la Vida Religiosa. Primera Parte

Los últimos días hemos estado leyendo acerca de un encuentro que tuviera el Papa Francisco con alrededor de 120 Superiores de Institutos Religiosos Masculinos. La reunión se realizó el 29 de Noviembre de 2013, al finalizar la 82 Asamblea General de la Unión de Superiores Generales, y aunque la idea original era tener un pequeño encuentro de saludo, Francisco quiso dedicar toda la mañana a dialogar con los líderes religiosos. [Francisco I es el primer Papa religioso desde el camaldulense Gregorio XVI, quien fuera elegido en 1831].

Por la importancia de este encuentro, la riqueza de ideas que trasmitió, y las controversias generadas en los medios de prensa seculares, creemos que es importante escribir más sobre el tema, y compartir los puntos que se nos antojan más importantes de este encuentro. Por supuesto, recomendamos al lector interesado en un análisis más profundo que busque las transcripciones originales y lea con más detalles. Aquí sólo compartimos nuestra visión, que es por necesidad limitada, incompleta y no necesariamente la mejor.

Para empezar, Francisco decidió no pronunciar ningún discurso -ni tampoco escuchar discursos preparados de otros. Por el contrario, el Pontífice pidió un diálogo franco basado en preguntas y respuestas.

Los religiosos preguntaron qué se esperaba de la vida religiosa, cuáles serían las prioridades de la evangelización, cómo acercarse a las periferias de la sociedad... Francisco hizo referencia a Benedicto XVI al responder que "la Iglesia crece por testimonio y no por proselitismo". Y el testimonio que puede atraer es aquel relacionado con actitudes no habituales: generosidad, desapego, sacrificio, olvidarse de uno mismo para ocuparse de los otros. Es un testimonio de "martirio" de la vida religiosa, un camino de atracción basado en el ejemplo.

El Papa continuó diciendo que la Iglesia tiene que ser ATRACTIVA, despertando al mundo al mostrarle un modo diferente de hacer, de actuar, de vivir. Son los valores del Reino de Dios encarnados en la Tierra, que deben mostrarse con el ejemplo de vida.

La radicalidad evangélica no es sólamente para los religiosos, se le pide a todo cristiano. Pero los religiosos están llamados a seguir al Señor de manera especial, de modo profético. 

Por supuesto, continuó diciendo el Papa, en la vida es difícil que todo sea claro, preciso, sin manchas. Existe el pecado, y todos nos equivocamos. La vida es compleja y está hecha de gracia y pecado. Un religioso que se reconoce débil y pecador no contradice el testimonio que está llamado a dar, por el contrario: lo refuerza y lo hace mejor para otros. Este es el testimonio esperado (por Francisco) de los religiosos de manera especial.

Añadimos nosotros para terminar este comentario: Y quizás éste es el punto donde todos nos hemos equivocado, al pretender que los sacerdotes, religiosas y religiosos tienen o debieran de ser perfectos. Cuando esta es una expectativa ilógica e inalcanzable. 

Quizás todos, dentro y fuera de la Iglesia, deberíamos empezar a reconocer más abiertamente que los religiosos son iguales a los laicos. Con diferentes misiones, carismas, responsabilidades, pero al final del día, con la misma alma humana (llamada a la Gracia, pero a la misma vez llena de miseria).

Normalmente este tema no se toca, ni dentro ni afuera de la Iglesia. Y no se acepta, ni por las jerarquías eclesiásticas, ni por los medios de prensa, ni por las personas "de a pie". ¿Quizás es hora que empecemos todos a aceptar esta realidad?

[Continuará]

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