10 de enero de 2011

El tema de la Reconciliación en Documentos de la Iglesia Católica Cubana (1986-2000). Segunda Parte

La imagen que aquí presentamos la confeccionamos utilizando Wordle (http://www.wordle.net/), que permite generar "nubes de palabras" basadas en las frecuencias con que se repiten en un texto. Para esta imagen utilizamos como "texto base" los documentos eclesiales que hemos mencionado en las dos partes de este comentario. Puede verse cómo en el decir y hacer de la Iglesia Cubana ha predominado siempre la palabra RECONCILIACION. Y los invitamos a reflexionar sobre las otras palabras que se muestran en la imagen.





5) La Reconciliación en Documentos relacionados con la visita de Juan Pablo II a Cuba (1998).
Del corpus de documentos que se generó con la visita del Papa a Cuba (que incluye homilías y mensajes del Santo Padre, así como saludos de los obispos cubanos) hay una cantidad significativa de citas referidas a la Reconciliación. De hecho, este fue uno de los temas preferidos y más abordados. (En el Indice de Materias de Dichoso el Mensajero – la recopilación realizada por Ediciones Vitral, Pinar del Río, 1998 -  las palabras que más se repitieron fueron: Amor, Camino, Caridad, Cuba, Esperanza, Familia, Fe, Futuro, Hijos, Historia, Justicia, Libertad, Patria, Servicio, Sociedad, Solidaridad, Verdad, Vida, Virgen María, especialmente bajo la advocación de la Caridad, y Reconciliación-Concordia. Esta veintena de hermosas palabras de hecho resumen de forma muy sintética pero precisa de qué vino a hablarnos el Papa (Virtudes Teologales, Valores Evangélicos, Cuba, Familia... e Hijos, como acostumbraba a llamarnos el Sumo Pontífice).

Entre ellas citamos: “... Que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba, para que este pueblo, que como todo hombre y nación busca la verdad, que trabaja por salir adelante, que anhela la concordia y la paz, pueda mirar el futuro con esperanza... queremos recorrer de la mano de Cristo nuevos caminos en un nuevo siglo cargado de esperanzas, dando una respuesta de fe a los nuevos retos pastorales de la Iglesia del año 2000, caminando siempre por los caminos de la paz, del amor y de la concordia junto a este pueblo que tiene más miedo a la división que a la diversidad, a la discordia que a la concordia... Prepárense bien [se refiere los jóvenes] para ser en el futuro los constructores de hogares sanos y apacibles, en los que se viva el clima tonificador de la concordia, mediante el diálogo abierto y la comprensión recíproca... la nación vive aquí y en la diáspora. El cubano sufre, vive, y espera aquí y también sufre, vive y espera allá fuera. Somos un único pueblo que, navegando a tranco sobre todos los mares, seguimos buscando la unidad que no será nunca fruto de la uniformidad sino de un alma común y compartida a partir de la diversidad. Por esos mares vino también esta Virgen, mestiza como nuestro pueblo. Ella es la esperanza de todos los cubanos. Ella es la Madre cuyo manto tiene cobija para todos los cubanos sin distinción de raza, credo, opción política o lugar donde viva... No se separen nunca de María y caminen junto a ella. Así serán santos, porque reflejándose en Ella y confortados por su auxilio, acogerán la palabra de la promesa, la custodiarán celosamente en su interior y serán los heraldos de una nueva evangelización para una sociedad también nueva, la Cuba de la reconciliación y del amor... Desde aquí quiero enviar también mi saludo a los hijos de Cuba que en cualquier parte del mundo veneran a la Virgen de la Caridad; junto con todos sus hermanos que viven en esta hermosa tierra, los pongo bajo su maternal protección, pidiéndole a Ella, Madre amorosa de todos, que reúna a sus hijos por medio de la reconciliación y la fraternidad... Por medio de la oración se favorece la purificación de los corazones y la conversión interior, necesarias para reconocer la acción del Espíritu Santo como guía de las personas, de la Iglesia y de la historia, a la vez que se fomenta la concordia que transforma nuestras voluntades y las hace difíciles a sus inspiraciones... Desde ahora sentimos que será imposible a los que estamos aquí no amarnos como hermanos, no perdonar nuestras ofensas recíprocas, no olvidar agravios, no abrirnos a la verdad dicha con sinceridad, no poner por obra todo lo justo, bueno y noble que pueda traer la reconciliación entre todos los cubanos y la paz y la felicidad a nuestro pueblo... La concordia y la unidad, objeto de la esperanza de la Iglesia y también de la humanidad, están aún lejanas; sin embargo, constituyen un don del Espíritu Santo que hay que pedir incansablemente... Sé que su atención pastoral no ha descuidado a quienes, por diversas circunstancias, han salido de la Patria pero se sienten hijos de Cuba. En la medida en que se consideran cubanos, estos deben colaborar también, con serenidad y espíritu constructivo y respetuoso, al progreso de la Nación, evitando confrontaciones inútiles y fomentando un clima de positivo dialogo y reciproco entendimiento. Ayúdenles, desde la predicación de los altos valores del espíritu, con la colaboración de otros Episcopados, a ser promotores de paz y concordia, de reconciliación y esperanza, a hacer efectiva la solidaridad generosa con sus hermanos cubanos más necesitados, demostrando también así una profunda vinculación con su tierra de origen... Queridos Hermanos, al final de estas reflexiones quiero asegurarles que regreso a Roma con mucha esperanza en el futuro, viendo la vitalidad de esta Iglesia local. Soy consciente de la magnitud de los desafíos que tienen por delante, pero también del buen espíritu que les anima y de su capacidad para afrontarlos. Confiado en ello, les aliento a seguir siendo “ministros de la reconciliación” (2Co 5, 18), para que el pueblo que les ha sido encomendado, superando las dificultades del pasado, avance por los caminos de la reconciliación entre todos los cubanos sin excepción. Ustedes saben bien que el perdón no es incompatible con la justicia y que el futuro del País se debe construir en la paz, que es fruto de la misma justicia y del perdón ofrecido y recibido... Como Sucesor del Apóstol Pedro y siguiendo el mandato del Señor he venido, como mensajero de la verdad y de la esperanza, a confirmarlos en la fe y dejarles un mensaje de paz y reconciliación en Cristo. Por eso, los aliento a seguir trabajando juntos...” (29).

6) La Reconciliación en Documentos variados, ordenados cronológicamente
En la Homilía en la Misa de reapertura de la Iglesia de San Francisco de Asís, 25 de Diciembre de 1987, Mons. Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana predicó: “…Vivir reconciliados es el modo propio de ser discípulos de Jesucristo. El hombre reconciliado siembra reconciliación, la suscita aún en el enemigo… Este es el espíritu de la Navidad… en este mismo espíritu quiere la Iglesia Católica de Cuba realizar su misión.” (11).

En Carta a todos los sacerdotes de nuestro país, los obispos cubanos reconocieron que queda mucho por hacer, pero que se van dando los pasos en cuanto a mentalidad y actitud de diálogo, y en cuanto al compromiso reconciliador en medio de los hombres y mujeres de nuestro pueblo. Más adelante, y refiriéndose a lo acontecido desde el ENEC hasta ese momento, afirman que la postura de la Iglesia es una actitud real de respeto por las personas e ideas que permitan entablar un diálogo con todos los cubanos de buena voluntad dentro y fuera del país. Consideran que un clima de auténtico respeto al otro, a sus necesidades e ideas permitiría un espacio adecuado para un diálogo sincero entre todos los cubanos, que sane las heridas causadas por la falta de fraternidad, la desconfianza, el miedo y la agresividad. (13).

En Nota de Prensa sobre los Actos de Repudio (22 de Noviembre de 1991) los obispos alertaron sobre el peligro de las situaciones de violencia que pueden hacer rodar al país por la pendiente del odio y la revancha; a la misma vez que, como servidores de Jesucristo, exhortaron al amor como fuente de la que brotan la reconciliación, la comprensión, la capacidad de diálogo y la paz. (14).

En una reflexión con motivo de la visita “ad limina” (23-30 de Junio de 1994), los obispos afirmaron: “… Queremos decirle a Su Santidad Juan Pablo II que… nuestra Iglesia toda, sigue y seguirá apoyando el diálogo entre todos los cubanos… porque sentimos que, en este crucial momento histórico, nos toca a todos los católicos ser constructores activos de comunión, de encuentro fraterno y de perdón… también va a ser ocasión de mostrarle al Papa cómo la gracias de Dios está dando frutos entre nosotros, cómo cada vez somos más los cubanos decididos a superar las divisiones, perdonar las injusticias y convertir a los enemigos en amigos, porque “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom 5, 5)…” (19).

En un llamamiento A todos nuestros fieles cristianos y a todo nuestro pueblo cubano, los obispos expresaron: “…La Iglesia cubana lleva ya muchos años pidiendo y encareciendo respetuosamente este diálogo en vista del bien común… Pero esta gestión conciliadora de la Iglesia, que hasta hoy ha tenido resultados precarios, no tranquiliza plenamente nuestra conciencia de cubanos y obispos, y no podría justificar ahora una actitud resignada, como quien no tiene esperanza… les aseguramos una vez más, con sincero afecto, que la Iglesia cubana continúa con los brazos abiertos y las manos extendidas, dispuesta siempre a brindar a todos el ministerio de reconciliación que le ha sido confiado por el Señor, propiciando la búsqueda de caminos que lleven a la concordia y a la paz, por encima de todas las situaciones conflictivas internas y externas que puedan presentarse…” (20).    

En la homilía de Mons. Pedro Meurice En el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre (Septiembre 8, 1994), el pastor expresó: “…El cambio, que viene por el encuentro, el diálogo, la conversación, la reconciliación, es ya vida en sí, y conduce hasta la vida…” (21).

En Comunicado de la COCC acerca de La actualidad nacional (Septiembre 22, 1994) se expone: “… a pesar de las dificultades tanto en el orden económico, como en el político y social, vislumbramos signos de esperanza de que es posible conciliar voluntades para hallar salidas negociadas a las situaciones críticas… Esperamos que el espíritu de concertación que ha comenzado a expresarse entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos y también entre representantes oficiales de nuestro país y algunos hombres políticos cubanos del exterior con modos diversos de pensar, se extienda, al mismo tiempo, a la vida interna de la nación para que cada cubano, aceptado en su diversidad, pueda sentirse bien en su propia casa… Es misión universal de la Iglesia la conciliación entre personas e instituciones con el fin de promover en la práctica caminos de concertación…” (22).

En la Homilía pronunciada con motivo de la Presentación como cardenal de la Santa Iglesia (Catedral de La Habana, Diciembre 11 de 1994) de Mons. Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, el mismo declaró: “… Su Cardenal… quiere ser aquí en Cuba, con sus hermanos obispos, profeta de la Esperanza, propiciando la reconciliación y el reencuentro espiritual de todos los cubanos… La Santísima Virgen María tiene un papel en la Iglesia, que es el de reunir a los hijos dispersos por el pecado y cobijarlos con amor de madre. Esa ha sido primordialmente su misión como Madre de los cubanos, que vela solícita sobre nuestra tierra desde su altar de El Cobre, indicándoles a sus hijos “que hagan los que El les diga”, o sea, aquello que su Hijo bendito, nuestro Señor Jesucristo, nos ha enseñado: vivir el amor con todas sus exigencias. Así llegaremos a alcanzar la reconciliación, la Paz y el bienestar que todos anhelamos. A Ella, en su Basílica y santuario de las montañas orientales será mi primera visita, para celebrar allí la Santa Eucaristía bajo su mirada amorosa… suplicándole también que libre a nuestro pueblo de tantas penurias y de toda aflicción y que reúna a todos los cubanos, como hermanos, en el amor de su Hijo Jesucristo…” (23).

En 1999 salió a la luz Justicia y Paz, Publicación Oficial de la Comisión Episcopal de igual nombre. En el primer Editorial puede leerse, entre los objetivos de dicha comisión: “... 3-. Comprometerse de acuerdo con la enseñanza de la Encíclica Veritatis Splendor a prestar particular atención a la verdad en el enfoque de todos los acontecimientos; según el Magisterio de la Iglesia, promover la justicia social, apoyados en las virtualidades del amor cristiano, fomentar el diálogo y la reconciliación entre todos los cubanos y a partir del espíritu del Evangelio, esforzarse en la consecución de una paz plena y estable para todos los ciudadanos...” (30).

En las palabras de Mons. Adolfo Rodríguez Herrera en la XXVII Reunión Interamericana de Obispos, el arzobispo expresa:”... La Iglesia cubana no puede cerrar el camino que lleva a la reconciliación, de la cual San Pablo nos dice que somos embajadores; y ese camino es el diálogo. Un diálogo no sólo sobre puntos situacionales, improvisados... sino sobre temas esenciales de la vida de la Iglesia, pero también de la vida del pueblo porque la Iglesia está separada del Estado pero no de la sociedad... Un diálogo amplio entre creyentes y no creyentes, entre el pasado que nadie quiere que se repita y el futuro que nadie quiere que se parezca al presente; un diálogo con los de allá y de aquí...” (31).

Por último, en el Plan Global 2001-2005 del país, se encontraba dentro de la Prioridad Pastoral “Promoción Humana” la Línea de Acción # 3: Desarrollar una pastoral de la reconciliación destinada a sanar las heridas históricas que hay en nuestro pueblo. En ellas se detallaban los siguientes Medios de acción:
1.      Elaborando una teología de la reconciliación para Cuba:
-              en la cual se clarifique el concepto de reconciliación en distintos ámbitos
-              que proponga una praxis que abarque la sanación de las diferentes heridas existentes en el tejido social cubano, que algunas se remontan a siglos pasados tales como: rupturas familiares, deterioradas relaciones interpersonales, problemática racial subyacente, el machismo, los enfrentamientos ideológicos y religiosos, las relaciones con los cubanos de la diáspora, etc.
2.      Continuando los ya iniciados diálogos con los católicos cubanos de la diáspora.
3.      Educando para el diálogo y la tolerancia aún en situaciones de conflicto y violencia.
4.      Capacitando para ser puente con instancias homólogas y establecer el diálogo sin competitividad.

Hay muchos otros trabajos que tratan el tema dentro de la Iglesia cubana. Especialmente significativos son los escritos de los laicos sobre la reconciliación, de los cuales hay un número importante; pero lamentablemente están muy dispersos en las diferentes publicaciones religiosas de cada Diócesis y no nos fue posible revisarlos para este comentario. Ojalá y algún día se puedan recopilar los escritos realizados por laicos cubanos.

Queremos terminar este recuento con la belleza impactante y la fuerza de un mensaje del Papa Juan Pablo II (tomamos esta cita de Dagoberto Valdés, que en su trabajo anteriormente comentado la menciona):

“Hay otra palabra que habrá que incluir en el vocabulario de todo cristiano, especialmente cuando se han levantado barreras de odio y desconfianza. Esa palabra es “reconciliación”: Si al presentar tu ofrenda ante el altar, te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelve a presentar tu ofrenda”. (Mt. 5,23-24). Este mandamiento de Jesús es más firme que cualquier barrera que pueda levantar la incapacidad humana o la malicia. Aún cuando vuestra creencia en la bondad fundamental de todo ser humano haya sido sacudida o minada, incluso cuando profundas convicciones y actitudes hayan endurecido vuestros corazones, hay una fuente de poder más firme que toda decepción, amargura o desconfianza arraigada; este poder es Cristo Jesús, que trajo el perdón y la reconciliación al mundo.” (33).


CITAS:

(1)- Encuentro Nacional Eclesial Cubano. Documento Final e Instrucción Pastoral de los Obispos. Tipografía Don Bosco, Roma, 1987, 266 pp. Página # 7.
(2)- Encuentro Nacional Eclesial Cubano. Documento Final e Instrucción Pastoral de los Obispos. Tipografía Don Bosco, Roma, 1987, 266 pp. Documento Final, Números 288-291.
(3)- Op. Cit., # 292.
(4)- Op. Cit., # 294.
(5)- Op. Cit., # 433 y 437.
(6)- Op. Cit., # 1113.
(7)- Op. Cit., # 287.
(8)- Encuentro Nacional Eclesial Cubano. Documento Final e Instrucción Pastoral de los Obispos. Tipografía Don Bosco, Roma, 1987, 266 pp. Instrucción Pastoral de los Obispos, Números 81-82.
(9)- Op. Cit., # 87-88.
(10)- La voz de la Iglesia en Cuba. 100 Documentos Episcopales. Obra Nacional de la Buena Prensa, A.C. Primera edición, 1995, 484 pp. Documento 65, # 13.
(11)- Op. Cit., Documento 71, # 16.
(12)- Op. Cit., Documento 75, # 6.
(13)- Op. Cit., Documento 78, # 7, 18 y 23.
(14)- Op. Cit., Documento 80, # 1-4, 6.
(15)- Op. Cit., Documento 86, # 5.
(16)- Op. Cit., Documento 87, # 4, 16 , 21, 26, 54, 58 - 60 y 71.
(17)- Op. Cit., Documento 89, # 7 y 9.
(18)- Op. Cit., Documento 90, # 8 y 11.
(19)- Op. Cit., Documento 93, # 12 y 15.
(20)- Op. Cit., Documento 96, # 8 y 12.
(21)- Op. Cit., Documento 97, # 6.
(22)- Op. Cit., Documento 98, # 1, 4 y 8.
(23)- Op. Cit., Documento 100, # 27 - 30.
(24)- Memoria de la Jornada Social Católica, La Habana, 22-24 de Noviembre de 1991, 218 pp.,  mimeografiado.
(25)- Op. Cit., pp.: 184-185.
(26)- Tercera Semana Social Católica, Memorias. El Cobre, 22-25 de Mayo de 1997, 125 pp. Págs: 29 – 38.
(27)- Cuarta Semana Social Católica, Memorias. Matanzas, 24-27 de Junio de 1997, 107 pp. Págs: 51-60.
(28)- Op. Cit., pp.: 65-78.
(29)- Dichoso el Mensajero. Homilías y Mensajes de S. S. Juan Pablo II en su Visita Pastoral a Cuba. 21-25 de Enero de 1998. Ediciones Vitral, Obispado de Pinar del Río, 1998, 48 pp. Págs: 9, 13, 18, 25, 29, 31, 34, 37, 41.
(30)- Justicia y Paz. 2do Trimestre, 1999. Año 1, No. 1. Pág 4.
(31)- Op. Cit., págs 30-31.
(32)- Justicia y Paz. 1er Trimestre, 2000. Año 2, No. 1. Pág 35.
(33)- Juan Pablo II. Homilía durante la celebración de la Liturgia de la Palabra en Drogheda. Irlanda. 29 de Septiembre de 1979. Enseñanzas al Pueblo de Dios,1979.BAC. Madrid 1980, p.255.

2 comentarios:

Isabel dijo...

La reconciliación sigue siendo un tema muy espinoso por tanta vivencias encontradas, por tantos caminos truncados, por tantos años de silencios forzados. La Iglesia Cubana no siempre es comprendida, peor, muchas veces es criticada duramente por bandos que en sí mismos son opuestos, pero que la señalan acusadoramente cuando no sirve a sus intereses particulares.
Pero ahí está, firme y fuerte a pesar de tantos contratiempos y negaciones, y la tan ansiada reconciliación se va logrando, con pasitos cortos pero firmes, es un largo camino, que ya se está caminando.

Tere y Jose dijo...

Querida Isabel,

Muchas gracias por tus comentarios. Y en este caso: ¡Muchas gracias DOBLES por tu paciencia y tiempo en leer tan largo escrito! :)

El tema de la Reconciliación, aunque controversial para algunos, es parte de los valores evangélicos que debiéramos valorar más. Volveremos al tema en el futuro...