16 de diciembre de 2014

Nada que decir... sólo rezar

La terrible noticia del día, desgraciadamente, es el asesinato de más de 140 personas en una escuela de Pakistán. La mayoría de ellos niñas y niños que asistían a la escuela.

Niñas y niños masacrados. Sin razón, sin lógica. Y sin que tuvieran la más mínima idea de lo que les venía encima.

Nada que decir, realmente... nada que escribir o argumentar que sea de algún valor. Cuando un mal tan grande causa un sufrimiento tan grande, entre tantos inocentes, la lógica humana no funciona. 

Sólo queda rezar por las víctimas y sus familias. Por el país que ha sufrido esta inmensa catástrofe. Porque no se repitan tan absurdos acontecimientos. 

Seguro que algunos usarán esta tragedia para "argumentar" la no existencia de Dios... "¿Si existe un 'dios', dirán, cómo permitiría que ocurran estas cosas?" O peor aún: "Es precisamente por creer en un 'dios' que estas cosas pasan, lo mejor sería que no existiera la religión ni las creencias en seres imaginarios que llevan a la violencia".

Pero la existencia de Dios no tiene nada que ver con nuestras decisiones personales. El Mal en el mundo es un recordatorio del mal uso de nuestras libertades personales. Esa libertad que nos permite aún estos actos despreciables y horribles. Esa libertad que nos permite aún el alejamiento de Dios

Cómo es posible que algunos seres "humanos" se sientan bien consigo mismos después de estas barbaridades es difícil de concebir. Yo no tengo palabras para esto. Sólo puedo rezar porque las almas de esas 140 y tantas víctimas estén ahora en presencia de Dios. Y porque Dios se apiade de nuestra miseria y pecado humanos.

Hace precisamente dos años, en Diciembre del 2012, que escribíamos en este mismo blog, con tremenda tristeza, acerca de la terrible noticia de 20 niños asesinados en Connecticut (Estados Unidos). Dos años más tarde, desgraciadamente, se repiten los acontecimientos, en mayor y peor magnitud. 

Igual que hace dos años, bajamos la cabeza, y rezamos por ellos. Y por tantos otros que mueren injustamente. 

Rezamos para que Jesús, que también murió injustamente hace 2,000 años, acoja en su seno a estos nuestros queridos hermanos asesinados hoy. 

Que la celebración del nacimiento de Jesús, tan cercana, nos haga recordar que estas víctimas están también renaciendo con Jesús a una vida nueva.

Y ojalá que no hubiera que escribir más acerca de estas barbaridades...