14 de noviembre de 2012

Cuarenta Días de Navidad

La Iglesia se prepara para la celebración de Navidad con 4 semanas de Adviento, y con 40 días de Cuaresma para la Semana Santa.

Pero ésa es la tradición de la Iglesia, no necesariamente la del mundo secular. Y mucho menos la del mundo mercantil.

Aquí en Canadá las tiendas comienzan a poner adornos navideños justo después de la celebración del "Remembrance Day", el 11 de Noviembre (día en que este país recuerda y celebra a los veteranos de las guerras). La radio que nosotros escuchamos, camino al trabajo, empezó a difundir villancicos y canciones relacionadas con la Navidad desde el 12 de Noviembre. Es decir: 42 días antes de la celebración de Noche Buena, y una semana antes de la fiesta de Cristo Rey. 

Las reacciones de las personas ante estos "avances" son variadas. Algunos consideran es excesiva la duración de esas "celebraciones". Otros se oponen completamente a la idea y tratan de reducir (incluso eliminar) todo lo que tenga que ver con la Navidad ("Christmas"). Otros son sencillamente indiferentes, o nada más que les interesa la parte mercantil (compras, regalos, fiestas) de la estación navideña. Pareciera claro que, para la mayoría de las personas, es más que todo una época del año que trae asociada música, celebraciones y regalos.

El desafío para los cristianos, entonces, es tratar de poner en el centro de todo esto a la figura de Jesucristo. Tratar de que el Niño que nace no sea una figura más, de paso. Como el reno Rudolf, o el muñeco de nieve, o el mismo Santa Claus. No podemos dejar que Dios ocupe el mismo lugar de todas esas otras "distracciones". Distracciones que no son necesariamenta malas en sí mismas, pero que pudieran volverse malas si nos ocupan más que el Centro de la Navidad. 

Por eso, el desafío en estos "40 días de preparación" a la Navidad, cortesía que nos regala el mundo secular, es darle un verdadero sentido cristiano a la celebración. Y nada mejor que empezar con nuestras vidas individuales. También podemos aprovechar los elementos positivos que abundan por dondequiera (a fin de cuentas, en estos tiempos las familias tienden a reunirse, regalarse cosas, celebrar juntas... todo eso es positivo y puede conducir a Dios si se encauza de manera apropiada).

Tenemos 40 días, más que los días "oficiales" con que cuenta la Iglesia para preparse a la Navidad. Si se mira de un lado optoimista, esto no es malo, al contrario: es un "extra" para que aprovechemos mejor.

En manos de María, encomendemos este caminar por las próximas semanas, camino a Belén. Tenemos 40 días para eso.

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