4 de octubre de 2012

Los Padres de la Iglesia. Tercera Parte

PADRES APOSTÓLICOS III
Por Juan Manuel Fernández Triana


SAN IGNACIO
OBISPO DE ANTIOQUÍA


El año de su nacimiento, hay que situarlo alrededor del año 35. Una leyenda lo identifica con el niño puesto entre los discípulos, para decirles que si no volvían a ser como niños no entrarían en el Reino de los cielos (Mt 18, 3).
Sucesor de Evodio, que al mismo tiempo lo fue de S. Pedro, como obispo de Antioquía, en Siria. Condenado a las fieras durante el tiempo que gobernó el Imperio Trajano. Fue conducido desde Antioquía hasta Roma para sufrir allí el martirio. Durante el recorrido, compuso las siete cartas, dirigidas a comunidades y a San Policarpo, con quien se encontró en Esmirna. Murió en Roma en el año107 (?) y su festividad se celebra el 17 de octubre.

Las siete cartas, escritas todas en el año de su martirio, el 107 posiblemente. Una enviada a la comunidad de Éfeso, otra a la comunidad de Magnesia, otra a la comunidad de Tralia, otra a la comunidad de Filadelfia, otra a la comunidad de Esmirna, donde era obispo San Policarpo, otra al propio Policarpo, y finalmente a la comunidad de Roma. En cada una, si bien de trasfondo se encuentra elementos propios, sin embargo, hay una constante en ellas, que es su fe total en Jesucristo y su deseo ardiente de alcanzarle plenamente con el martirio.

Los temas principales, que se encuentran en ellas: 1. Economía de Dios: Dios quiere librar al mundo y a la humanidad del poder del demonio. Lo que los profetas esperaron y por eso prepararon al pueblo de Israel, tuvo su cumplimiento en Cristo. 2. Cristología: Defensor de la doble realidad de Jesús, de su humanidad verdadera y de su divinidad inefable; de la verdad de su vida terrena y de la trascendencia de su gloria eterna. Atacó al docetismo, que negaba la naturaleza humana de Jesús y sobre todo de su sufrimiento como hombre. 3. Eucaristía: La Iglesia es el lugar del sacrificio. La Eucaristía es la medicina de la inmortalidad, alimento para vivir eternamente con el Señor. 4. Eclesiología: Primero que usó la denominación de Iglesia Católica para significar el carácter comunitario y universal de la Iglesia. 5. Episcopado: Al frente de cada comunidad gobierna un obispo, quien preside en nombre y como representante de Dios; los presbíteros constituyen una especie de senado apostólico, y los diáconos los servicios de Cristo. El obispo vela por la rectitud de la doctrina; por eso es importante mantener la comunión con él para evitar cualquier tipo de error o herejía. El obispo tiene que exhortar continuamente a sus fieles a buscar la paz y la unidad. Cada obispo está en comunión con todos los demás obispos que están en cualquier parte del mundo. 6. Matrimonio y virginidad: El matrimonio simboliza la alianza eterna entre Cristo y su Esposa, la Iglesia. La unión matrimonial debe tener la doble compensación de lo carnal y de lo espiritual; el amor fiel es reflejo de la fidelidad de Cristo con su Iglesia. El que se sienta capaz de guardar la castidad lo haga con el único fin de honrar con su carne al Señor, no para engreimiento. 7. Imitación de Cristo: Para vivir la vida de Cristo y de Dios, hay que adoptar los principios y las virtudes de Ellos. Como Jesús imitó a su Padre, el hombre tiene que imitar a Jesús; no sólo en la observancia de la ley ni apartarse de las enseñanzas de Cristo, sino sobre todo conformarse a su pasión y muerte. 8. Martirio: El deseo de comunión profunda con Cristo motiva al deseo por el martirio para gozar de la presencia de Dios. El martirio se origina en la voluntad de Dios y se consuma como fruto del Espíritu Santo. Mediante del martirio hace verdadero discípulo al cristiano. La Iglesia entera acompaña el camino del mártir con su oración y apoyo, también, porque de su testimonio ella se alimenta y robustece. 9. Inhabitación de Cristo: La divinidad de Cristo habita en las almas de los cristianos como en un templo; por tanto para el cristiano esto significa un impulso a obrar con rectitud y fe auténtica, conociendo que Jesús mora en lo más íntimo de la persona. 10. Ser en Cristo- Unidad de los cristianos: El hombre es una misma cosa con Cristo, por eso es que los cristianos están unidos entre sí por esa unidad divina. La única garantía de fidelidad en la fe, es la permanencia en Cristo. La unidad se realiza a imagen de la unidad que existe en la vida íntima de Dios; la unidad de los cristianos debería darse en la unidad de la Iglesia. 11. Evangelio: Toda la vida de la Iglesia desde sus orígenes y en todos los tiempos, está bajo el signo del Evangelio. Este modela el sentir y el pensar del cristiano, y es la levadura que fermenta la masa en cualquier circunstancia histórica que viva la humanidad. Pues en él, resalta la figura de Jesús, y su presencia, prometida a sus discípulos hasta el fin de los tiempos, es la gran fuerza que sostiene al cristianismo.

(Continuará con San Policarpo y su carta a la comunidad de los filipenses)

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