7 de junio de 2011

LA MULTIPLICACION DE LOS PANES Y LOS PECES DESDE VARIAS PERSPECTIVAS

El domingo pasado fue el “Coffee Sunday” mensual de nuestra parroquia. Después de Misa la comunidad baja al sótano de la Iglesia para compartir café, té, jugos, galletas, y alguna que otra golosina. La comida es el “pretexto” para reunirse, conversar, compartir, en una palabra: vivir como comunidad y familia. Hace unos años que nosotros somos parte del equipo que prepara estos “Coffee Sunday”, incluyendo comprar la comida que se brindará. Pero para este domingo se invitó a las personas a traer alimentos y refrescos, además de los que normalmente se brindan por parte de la parroquia.

Esa mañana, mientras preparábamos las cosas, las personas bajaban al sótano a traer sus “ofrendas” para la ocasión: galletas horneadas, frutas, jugos, dulces, “saladitos”, o simplemente comida comprada en un supermercado. Como siempre pasa en estos casos, la comida no sólo alcanzó sino que sobró para la siguiente misa (dos horas después). Las “respuestas” siempre sobrepasan las “necesidades” reales de estos encuentros.
Trabajando en la preparación de la comida, me vinieron a la mente muchos encuentros similares que compartimos dentro de la Iglesia Católica en Cuba. Pero hay una gran diferencia entre ambas realidades. En la vida cotidiana en Canadá la comida sobra, y no es realmente un factor de preocupación para la mayoría de los habitantes. En Cuba, en cambio, la alimentación durante el último cuarto de siglo ha sido (¡y sigue siendo!) un trauma para muchos, un verdadero dolor de cabeza familiar.

Y, sin embargo, recuerdo que cuando en Cuba teníamos encuentros similares, y se pedía a las personas que trajeran “un plato por familia”, igualmente la comida alcanzaba sin problemas para todos. Mi mente, siempre hambrienta en esos tiempos de escasez, se maravillaba ante estos “milagros multiplicativos” de la comida, algo difícil de entender en aquellas circunstancias.

La “respuesta” me llegó en una convivencia salesiana de familias, cuando el sacerdote español invitado a dar el encuentro compartió con los asistentes una reflexión sobre el famoso milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Nos decía el sacerdote que, a lo mejor, el milagro de Jesús aquel día no había sido precisamente el multiplicar la comida, sino el despertar la solidaridad entre los presentes. De modo que todos compartieron con los demás lo que cada cual traía. ¿No sería eso lo que quiso decir Jesús cuando exhortó a los discípulos: “"Denles de comer ustedes mismos" (Lc 9.13)? El milagro, concluía el sacerdote, fue quizás más que todo un milagro de abrir el corazón de las personas a entregarse completamente a los demás…

Bella reflexión sin dudas, sea real o no. Aquel día me pareció entender mejor la “matemática celestial” detrás de esas comidas comunitarias donde el alimento siempre alcanzaba a pesar de la escasez crónica de esos tiempos.

Y, de vuelta a nuestro “Coffee Sunday”, igual me quedo pensando en si es posible otro milagro de multiplicación en este Canadá tan lleno de abundancias materiales. Y me parece que sí. Quizás aquí no sea necesariamente el compartir alimentos, pero a lo mejor sea compartir más tiempo las personas en comunidad… ¡Ah, el tiempo! Algo siempre tan escaso por estas realidades… ¿Quién sabe si esta sea otra versión del mismo milagro?

Sí, el milagro de la multiplicación de los panes y los peces puede tener varias lecturas. Cualquiera que sea la apropiada para cada uno de nosotros, ojalá que sepamos reconocerla en las distintas realidades en que vivimos cada uno. Y que podamos responder al mensaje de Jesús, que hoy como ayer nos exhorta a la acción personal, siempre premisa que antecede al milagro…

1 comentario:

Abby dijo...

Y siempre compartir es un milgaro por los frutos espirituales que se reciben. Sí, porque tanto bien experimenta el que recibe como el que propicia estos "milagros de multiplicación". Esta es la llamada "cadena de la Divina Providencia". ¡Muy buena reflexión! Ciertamente Jesucristo transforma las vidas de aquellos a los que llama y son capaces de responder.