1 de octubre de 2015

La simplicidad del Papa Francisco

Ha concluído la visita pastoral del Papa Francisco a Cuba y los Estados Unidos. Han sido días intensos, para el pontífice, y para los creyentes y no creyentes que han seguido las jornadas (en persona o por televisión o Internet).

Para algunos, el Papa "dijo poco" en Cuba, y "dijo mucho" en los Estados Unidos. El decir "poco" o "mucho" se asocia a posibles críticas (o falta de las mismas) ante determinadas personas o situaciones.

De manera semejante, para otras personas, Francisco no se disculpó lo suficiente acerca de los escándalos sexuales dentro de la Iglesia, ni fue explícito sobre las realidades del matrimonio, el divorcio, o los homosexuales. Ni sus comentarios (acerca de política internacional, cambio climático, ricos y pobres) fueron acertados o revolucionarios.

En conclusión, el Papa 'no dijo' lo que nosotros (otros) queríamos que él dijera, o no lo hizo como deseábamos... Qué fácil es criticar la paja en el ojo ajeno, y cómo nos gusta a todos.

Sin embargo, Franciso dijo MUCHO y lo que dijo fue IMPORTANTE. Lo que quizás para entenderlo hace falta escuchar sin los lentes de la política, o de intereses propios, sesgados, mezquinos.

¿Cuál fue el mensaje principal del Papa en estas visitas? Sorpresa: el mismo que ha estado compartiendo desde el inicio de su pontificado. Y, posiblemente, el mismo que dijo antes de ser Papa, cuando era sacerdote y obispo. 

El mensaje de este Papa latinoamericano, aún en su simplicidad a veces extrema, es un MENSAJE UNIVERSAL y TRASCENDENTE. Porque no viene de él mismo, viene de Dios. Porque Francisco es apenas un portavoz del mensaje de Amor de Dios. Un mensajero de Su Misericordia. Un campeón de los pobres, desposeídos, marginados. Un reflejo del mismísmo Jesucristo. Y, como Jesucristo, es criticado y hasta odiado por los "poderes del mundo", los que "saben" cómo y cuándo hay que decir las cosas. 

Lo que pasa es que el mensaje divino no puede domarse, reducirse, modificarse como convenga. Tiene que trasmitirse en su pureza, simplicidad y radicalidad, aunque no guste.

El Papa ha concluido su visita pastoral a Cuba y a los Estados Unidos. Y todos lo que esperaban o han buscado otros matices e intereses en su visita, se han perdido el verdadero, simple mensaje que Francisco vino a compartir. Ojalá y no sea tarde para tratar de encontrar su sentido más allá de la avalancha de noticias que nos rodea en este mundo moderno.

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