30 de enero de 2014

El cuerpo de Don Bosco

En la fiesta de Don Bosco se podrían escribir tantas cosas para recordar a este gran santo de la Iglesia. Y ciertamente hay miles de escritos, páginas en internet, libros, fotos, canciones, filmes y tantas otras formas de tener presente a Don Bosco hoy. 

Nosotros no somos los más indicados ni conocedores para escribir acerca de este querido santo. Pero en otros años hemos puesto en el blog algunas reflexiones personales, hemos comentado sobre canciones salesianas famosas y universales y también sobre sitios de internet que generosamente comparten cantatas a Don Bosco. También hemos mencionado grandes salesianos y salesianas que hemos tenido la suerte de conocer. Y en el futuro pensamos continuar esta serie de escritos sobre Don Bosco y su obra salesiana.
Al lector que se acerca hoy a este blog, recomendamos de corazón que lea esos escritos anteriores. No porque los hayamos preparado nosotros -que hay MUCHOS y MEJORES escritos sobre Don Bosco en cualquier otro lugar- sino porque fueron escritos para compartir recuerdos y vivencias personalas, y a lo mejor despiertan en el lector recuerdos propios. Uno nunca sabe, pero Dios puede hablar a través de medios impensados, y tocarnos los corazones de múltiples maneras.

Hoy queremos añadir un escrito de Catholic.net que habla sobre los cuerpos incorruptos de los santos, y que nos ha parecido muy bueno. Y, como ese escrito incluye una extensa mención a Don Bosco (hacia el final de la página), nos pareció apropiado complementarlo con un video. Un video del 2008 que muestra el reconocimiento que se hiciera al cuerpo incorrupto de Don Bosco, con motivo de la apertura y traslado temporal de su urna a raíz de una reparación hecha en la Basílica de María Auxiliadora.

Tan impresionante como es la contemplación del cuerpo incorrupto de Don Bosco, más impresionante aún es la contemplación de su obra y de sus frutos, 126 años después de su muerte. ESA ES LA VERDADERA grandeza del cuerpo de Don Bosco.
Cuando uno aprecia la labor de estos GIGANTES del Espíritu, uno de los cuales fue sin dudas Don Bosco, es emocionante y sobrecogedor percibir cómo entregaron su vida entera a Dios y a su Reino.

Desde nuestra pequeña estatura, y pequeñas vidas, de todos modos estamos llamados a seguir estos ejemplos de los grandes santos. Que la fiesta de Don Bosco sea un recordatorio e invitación a dar, como él dio, nuestros propios pasos de santidad hacia Dios. ¡Salve, Don Bosco Santo!

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